29 de marzo de 2011

Desde Ejea con amor

CARTA DESDE EJEA

Más que un sentimiento, más que una pasión, más que un corazón teñido por unos colores que desde pequeño te han enseñado a amar, a respetarlos, a defenderlos, a ponerlos por encima de todo, a llevarlos con orgullo...

Muchos han sido los años que hemos sido los más grandes, otros muchos años que poco a poco hemos ido perdiendo importancia por todo los lados,  ni siquiera nos queda el escudo del león que para muchos significa todo, tanto como nuestra propia vida. Para los que siempre hemos sufrido cada partido, cada minuto, cada segundo... siempre vemos a nuestro equipo como el más grande, así lo tratamos y así le apoyamos.

Partidos en los cuales no tienes casi ganas de ir hasta Zaragoza en una tarde fría, arrancas el viaje unas horas antes para poder pasar  un buen prepartido, llegas al campo  y te subes en el mismo lado que tus compañeros de grada dejandote la garganta, pasándolo mal, viendo cada vez más cerca que esto no tiene solución. Con el pitido final una nueva derrota, bajas las escaleras cabizbajo, se escucha alguna crítica dirigida al entrenador, quién bajo mi punto de vista tiene siempre el que menos culpa;  los principales culpables son los jugadores. Y ellos son los elegidos para representar a una ciuidad, el orgullo de llevar esos colores, ese escudo, los cuales en cada partido se tienen que dejar el alma.

Te montas en el coche, tráfico incesante y por fin sales de Zaragoza con la mirada perdida en la nada, pensando mil cosas... Llegas a casa, entras por la puerta casi sin hablar, cenas y al dia siguiente a madrugar. Al día siguiente te toca soportar risas, vaciladas de gente que sufre a lo largo del año unos 4 partidos, aquellos que la mayoría no son de esos equipos desde que nacieron, es muy fácil hacerte de un equipo que gana casi siempre.

Llega el parón de liga para empezar una nueva, piensas que se va a mejorar con el tiempo pero no es así...ya solo rezas para que la salvación de nuestro equipo se realice cuanto antes. Temporada de sufrimiento pero en la cual nos dejaremos la piel tanto en nuestro campo como en viajes, donde y cuando sea.
Temporada en la que el león será defendido siempre que sea necesario. Ligero optimismo en nuestras cabezas de que con el tiempo, en un corto periodo de tiempo volveremos a ser grandes y respetados.


¡¡ZARAGOZA NUNCA SE RINDE!!